Desde el cierre de RTVV hay un debate que viene repitiéndose cada cierto tiempo: sobre si es necesario o no disponer de medios públicos autonómicos y locales, tanto de radio como de televisión. Es un tema que ya he tratado, aunque me gustaría darle una vuelta extra, poniendo algo más de contexto.
Un poco de historia
En 1982 aparecieron en el espectro radioeléctrico los terceros canales del País Vasco y Cataluña (ETB1 y TV3, respectivamente); aparecieron al margen de la ley, pero la ratificación de la Ley del Tercer Canal de Televisión las legalizó. Poco después aparecerían TVG en Galicia, Canal Sur en Andalucía y TM-3 (posteriormente Telemadrid) en Madrid.
La Ley del Tercer Canal de Televisión buscaba realmente la creación de un único tercer canal de televisión dependiente de Televisión Española pero que emitiera mediante desconexiones territoriales a lo largo de todo el país. Iban a ser las Comunidades Autónomas las que tendrían que solicitar su gestión, aunque algunas se adelantaron creando sus propios canales.
Las autonomías rompieron, de este modo, el monopolio previamente existente en el panorama televisivo español. Hasta entonces existían únicamente TVE y La 2. En radio no existía monopolio desde hacía mucho, y desde la muerte de Franco ni siquiera era obligatorio conectar con los informativos de RNE.
No obstante la creación de los distintos entes también propició la creación de canales y cadenas de radio públicos y autonómicos. Catalunya Ràdio empezó a emitir en diciembre de 1983. La historia de Radio Euskadi es más curiosa, aunque lo que hoy conocemos por Euskadi Irratia empezó a emitir en el mismo año.
Con el paso de los años se crearon canales autonómicos para todas las Comunidades Autónomas, así como canales locales para Ceuta y para Melilla. No existe comunidad sin televisión autonómica desde 2006, si las cuentas no me fallan. La última fue la murciana. Aunque algunas de ellas son privadas o mixtas.
¿Son necesarias? Depende
Las televisiones autonómicas pueden llegar a ser útiles. Me explico. Hay varias cuestiones a las que debemos prestar atención para tratar de dar respuesta a una pregunta.
La cuestión cultural
Cataluña, el País Vasco y Galicia son naciones, al menos en lo cultural (y puede que me lleve algún palo por esta afirmación; no voy a meterme en otras cuestiones). Es algo innegable y evidente: basta recordar que allí se habla, además del español, otra lengua.
Tienen un folklore particular, tienen una vida cultural bastante interesante, tienen un deporte propio y habitualmente ignorado y probablemente no se sientan representados por una televisión nacional (que muchas veces es demasiado madridcéntrica, como todo en España).
Por esto, en mi humilde opinión, estas tres televisiones autonómicas tienen toda la razón de ser del mundo. Las demás también siempre que la cumplan, y que exista una cultura que defender -que la hay, solo que muchas veces es omitida.
Proximidad, proximidad, proximidad
La clave de las cadenas de televisión autonómicas debe ser, desde mi punto de vista, la proximidad con el ciudadano. Contarle lo que quiere saber y la actualidad en su región, enseñarle cosas chulas sobre su territorio o que hayan sucedido allí.
Una televisión autonómica (sin contar las de Galicia, el País Vasco y Cataluña por la cuestión idiomática) no debe aspirar a ser una televisión de ámbito español (máxime cuando apenas se van a ver fuera de sus territorios). No merece la pena. Ya tenemos televisiones de ámbito español que van bien. En otras palabras: Canal Extremadura no debe ser La 1 a la extremeña, ni CMT debe ser La 1 a lo manchego. Hay un espacio que cubrir en el ámbito de lo local, y que es en el que deben centrarse.
Una televisión autonómica debe centrarse en prestar atención a sus ciudadanos, que sin duda se lo agradecerán más. Información local, reportajes sobre su tierra. Y por supuesto debe dejar de estar manipulada por el gobierno de turno, pero eso no es exclusivo de las televisiones autonómicas. Debe dar voz a sus ciudadanos y difundir sus propios rasgos culturales.
A ver si así nos damos cuenta de una vez de que vivimos en un país diverso, lleno de peculiaridades que pueden llegar a convivir. Pero esto es otro debate más denso.
En definitiva: en mi humilde opinión, depende. En algunos casos sí, en otros casos sí, pero no como se está haciendo.
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