La verdad es que un SSD es una gozada se mire por donde se mire y, aunque la diferencia no es tan abismal como cuando se salta de HDD a SSD, las nuevas generaciones de sólidos vienen siendo mucho más rápidas en lectura y escritura a un precio mucho mejor que años atrás. Ya realicé un cambio de estos en mi anterior Mac Mini y, cuando compré el iMac 27″ no pude resistirme a quitarle los 128Gb y cambiarlos por 1Tb, probablemente de las mejores decisiones para darle una segunda vida a un ordenador que sigue aguantando batallas.